jueves, 28 de julio de 2011

Nuestro mensaje al espacio...

El sonido de un beso, las primeras palabras de una madre a un bebé, el latido de un corazón. Estos sonidos humanos viajan a unos 56 000 km/hr hacia el espacio estelar y se encuentran ya en los límites del Sistema Solar, a más de 16 000 millones de kilómetros de la Tierra. Los sonidos están grabados en los dos discos de oro de las sondas Voyager, enviadas al espacio en 1977 junto con decenas de fotografías y símbolos que pretenden dar un mensaje sobre quiénes somos a posibles alienígenas.

Cubierta del Disco - Explicación a los gráficos

La cadena NPR ha hecho un pequeño montaje con algunos de los sonidos e imágenes que Carl Sagan y Anne Druyan seleccionaron para los discos de las Voyager. Los invito a escuchar y mirar esta pequeña selección:



Como curiosidad durante aquel proceso de selección para el disco de oro Sagan y Druyan se enamoraron y se casaron. Los latidos del corazón y las mediciones del encefalograma son los de ella.

Si les interesa conocer todos los contenidos del disco escríbanme a mi correo electrónico.

Viviendo con un extraño...


Vivir con alguien que sufre algún tipo de trastorno mental es difícil. Ver como nuestro familiar, antes sano, tiene ahora dificultades para recordar cosas sencillas, no gusta a nadie.

El alzheimer es posiblemente una de las enfermedades más conocidas, pero hay otros trastornos menos frecuentes, que pueden llegar a sorprender al familiar que se encuentre con los síntomas sin conocer su origen.

Y dentro de estos, hay un grupo que tiene como punto común unos síntomas curiosos: el paciente cree que en su casa están viviendo extraños, ya sea de una forma oculta, o suplantando a alguno de sus antiguos familiares. Veamos tres de ellos, que en un post anterior ya había comentado un poco de ellos.

El primero es el Síndrome o Mal de Capgras, donde el paciente cree que una persona allegada ha sido suplantada por un doble idéntico. Pensará que es el único que se ha percatado del problema (ya que nadie le dará la razón), y tratará de impostor al “extraño”.

Este mal es debido a un problema de conexión entre el reconocimiento visual y la memoria afectiva. Por ejemplo, si el enfermo cree que su tía es una doble, será porque la verá, la identificará como su tía, pero en cambio no tendrá los recuerdos que conllevan la parte emocional de una relación.

En el siguiente vídeo se puede ver de una forma clara de qué trata el problema. La primera parte es una situación ficticia, seguida de la explicación teórica.



Otro trastorno de síntomas parecidos es el Síndrome de Frégoli. En este caso, el paciente pensará que de alguna forma, un familiar o persona cercana es alguien distinto, aunque también allegado.

Es decir, que un enfermo con este síndrome podría suponer que su primo es en realidad un hermano que murió y ha ocupado su cuerpo.

Y por último tenemos el Síndrome del Huésped Fantasma. La persona que sufra este trastorno, pensará que su casa está ocupada por alguien que de alguna forma, consigue ocultarse para no dejarse ver.

Aún así, el enfermo tendrá la idea delirante de que detecta a su curioso ocupante, ya sea viendo su reflejo en un espejo, escuchando el televisor encendido...

Curiosas enfermedades que poco a poco, y gracias a los avances en neurociencia, van teniendo respuestas.

miércoles, 20 de julio de 2011

El cerebro de un Zombi...

Empezó como una especie de broma y ha terminado dando lugar a varios artículos, entrevistas, infografía e incluso investigaciones. En colaboración con la "Zombie Research Society" (Sociedad para la Investigación de los Zombis), el neurocientífico Bradley Voytek y su colega Timothy Verstynen han analizado el comportamiento de los zombis que aparecen en cómics y películas desde un punto de vista neurológico, y el resultado es entender sus desórdenes y así evitar un hipotético ataque (XD jaja).

"Este trastorno, al que hemos bautizado como "Trastorno Hipoactivo de Déficit de Conciencia", escribe Voytek, "se caracteriza por la pérdida del comportamiento racional, voluntario y consciente y su sustitución por agresiones compulsivas, atención conducida por estímulos y la incapacidad de coordinación motora y lingüística".
Traducido: los zombis tienen el cerebro hecho papilla y para demostrarlo, Voytek y su colega han reconstruido el hipotético escáner cerebral de un zombi en comparación con el humano. Las áreas el color naranja son las zonas destruidas en el cerebro de un "muerto viviente":

Este nivel de daños cerebrales, aseguran los científicos, conduce a un patrón de violencia y apatía social y los pacientes tendrían "pocas posibilidades de rehabilitación", bromean. De hecho, añade Voytek, la única recomendación posible sería la inmediata puesta en cuarentena del individuo afectado, aunque se atreven a dar algunas instrucciones básicas para defenderse de un ataque, en función de las características que los zombis presentan de forma habitual:

1. Daños en el cerebelo: ataxia

Este daño en el cerebelo explicaría su movimiento lento y descoordinado característico de los zombis, por lo que la primera opción es correr o subirse a un lugar elevado. En cualquier caso, advierten, hay que tener cuidado con una segunda clase de zombis, los zombis "rápidos", que no tienen este problema y son mucho más peligrosos.

2. Daños en el lóbulo temporal: mala memoria
Otra de las características de los zombis es que enseguida olvidan lo que estaban haciendo. El daño en el lóbulo temporal provoca un problema con la creación de recuerdos, de modo que permanecer un rato escondido es una buena estrategia, hasta que el zombi se distraiga con otra cosa.

3. Daños en la corteza parietal: no sienten dolor.
Si no puedes matar a un zombi arrancándole la cabeza es mejor que no luches con él, porque ellos no sienten dolor y tú sí. Esta característica se explicaría por los daños en la corteza parietal.

4. Síndrome de Bálint.
Parte de estos daños en la corteza parietal explicaría que los zombis sean víctimas del síndrome de Bálint, una enfermedad que se manifiesta en dificultad de mover los ojos y calcular distancias, de modo que no resulta difícil escapar de su mirada y distraerlos.

5. Síndrome de Capgras
"Curiosamente", apunta Voytek, "los zombis también parecen sufrir alguna forma del síndrome de Capgras", es decir, no reconocen a los familiares ni a las personas que apreciaron en vida. Por eso, si no puedes huir, imitar sus movimientos puede ser una buena estrategia para que te consideren uno de ellos.

6. Daños en la corteza prefrontal: imposible comunicarse.
Finalmente, los daños en la corteza prefrontal harían imposible cualquier intento de comunicarse con un zombi o tratar de hacerle entrar en razón. Es decir, a pesar de que puede ser uno de tus seres queridos, no hay razonamiento con ellos. Su corteza prefrontal, así como la producción del lenguaje y las áreas de comprensión, están tan dañados que no hay ninguna posibilidad de comunicación. "¡No seas víctima de tu propia ignorancia del cerebro!", bromean los autores.

Por supuesto, estos aspectos no pretenden hacer burla de las personas con daños cerebrales, ni decir que estas personas con daño cerebral sean zombis, son solo un intento de enseñar algo de ciencia de forma divertida. Si alguien aprende algo sobre el cerebro en el camino, tal como señala Voytek, se habrá alcanzado el objetivo.

Cuando nuestro equipo de fútbol gana...

Con motivo del reciente campeonato de México en el mundial sub-17, y a que la final de la Copa América esta cerca, uno de los fenómenos psicológicos/sociológicos/antropológicos que más me fascina es la fervorosa adscripción de un aficionado al fútbol con su equipo. Hasta el punto de que si su equipo gana un partido, parece sentirse como si él mismo hubiera ganado el partido. De hecho, no nos costará ver cómo el aficionado del equipo ganador ridiculiza al aficionado del equipo perdedor, como si el perdedor fuera más el aficionado y no el equipo.

Sospecho que este fenómeno me fascina tanto porque nunca he sentido nada ni remotamente parecido (supongo que influirá el que no me fascina el fútbol, no sé; aunque me encanta la música y tampoco he sentido ningún orgullo especial cuando un mexicano se ha llevado un Grammy, por ejemplo). En cualquier caso es un fenómeno muy común. Tan común y universal que incluso tiene un nombre: el efecto Basking In Reflected Glory.

Este efecto (Basking In Reflected Glory, es decir, Complacencia en la gloria reflejada) es el responsable de que nos guste decir a los demás con orgullo que nosotros fuimos a la misma escuela que determinada celebridad, y que la gente diga “nosotros ganamos” cuando en realidad ganó un equipo de jugadores que patean el balón a cambio de sumas astronómicas de dinero.
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Pero dicho efecto tiene otras implicaciones más sutiles, aunque sumamente interesantes. Por ejemplo, que la gente tienda a mentir sobre su fecha de nacimiento para fijarla en días señalados. Una tendencia que incluso podemos observar en el clero. Sí, leíste bien. A los curas les encanta nacer en Navidad.

El análisis lo realizó Albert Harrison, de la Universidad de California. Recorriendo sus registros, clasificaron cada miembro del clero en uno de dos grupos: “clero eminente” eran aquéllos cuyo rango era el de obispo o más elevado, mientras que “clero no eminente” incluía a todos los demás. Sólo por azar, uno esperaría que aproximadamente el mismo porcentaje de ambos grupos hubiese nacido en Navidad. En realidad, una cantidad significativamente mayor de clérigos eminentes que de no eminentes afirmaba compartir cumpleaños con Cristo, lo que tal vez pruebe la idea de que cuanto más alto subes en el clero, más necesidad tienes de acercarte a Jesús :P.

Pero no sólo el clero es víctima de este efecto. Todas las celebridades, a medida que escalan socialmente, intentan ajustar su fecha de nacimiento para que el evento tenga un aspecto más, digamos, auspicioso, o por otros muchos motivos que tienen que ver con esta “Complacencia en la gloria reflejada”.

La madre del eminente escritor de novelas de misterio Georges Simenon confesó haber falseado la fecha de nacimiento de su hijo, al decir que fue un día antes del viernes 13 de febrero de 1903 porque pensaba que el 13 “sería un sino muy duro día para su dulce bebé recién nacido”. Si esta interpretación de los resultados es válida, entonces sería un error concluir que los clérigos de alta jerarquía son más proclives a mentir que los de baja jerarquía. En cambio, la evidencia sugeriría que son los mismos padres de los altos prelados quienes son especialmente mentirosos. Tal vez esto represente una de las pocas veces en las que hay evidencia empírica para respaldar la noción bíblica de que los pecados de los padres caerán sobre sus hijos.

Las personas cultas tienen mejor salud...


Ser culto, pintar, ir al teatro o al museo y demás actividades podrían estar vinculadas a una mejor salud. Al menos es lo que sugiere un estudio de científicos noruegos realizado sobre más de 50,000 adultos que fue publicado por la revista Journal of Epidemiology and Community Health.

Mejor salud y menor propensión a sufrir ansiedad o depresión.

Además, parece que los efectos positivos son mayores si somos cultos a nivel pasivo y no activo. Es decir, tocar un instrumento o pintar es bueno para nuestra salud. Pero estar simplemente interesado en consumir productos culturales todavía lo es más. Además, cuantas más actividades culturales experimentaban, mayores eran los beneficios de salud.

Según los autores, “los resultados de este estudio indican que el empleo de actividades culturales en la promoción y el cuidado de la salud podría estar justificado“.

Los investigadores noruegos utilizaron cuestionarios para determinar con qué frecuencia 50,797 adultos residentes de Nord-Trondelag del Condado en el centro de Noruega participaban en actividades culturales y valorar su estado de salud, su satisfacción con la vida y sus niveles de ansiedad o depresión.

Señala el autor del estudio, Cuypers Koenraad, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología: "Los hombres parecían tener mayores beneficios para la salud cuando participaban en diferentes actividades culturales receptivas que las mujeres."

Cuypers dice también que los resultados sean probablemente parecidos en otras poblaciones europeas, pero que se necesita más investigación para entender cuándo y cómo las actividades culturales impulsan la salud. El estudio no siguió a los participantes a través del tiempo, por lo que los investigadores no pueden estar seguros de si existe una relación de causa-efecto entre las actividades culturales y la salud percibida. En la actualidad, investigan las interacciones entre los genes y el medio ambiente para comprender la conexión entre la cultura y la salud.

El origen del nombre de los dedos de la mano...


Los nombres por los que conocemos a los dedos de la mano nos han llegado desde el latín.

El primero de ellos —también conocido como dedo gordo por su tamaño y longitud— recibe el nombre de pulgar. Proviene del término latino pollex-icis, por lo que debería llamarse “polgar”, pero el hecho de que era el dedo utilizado para aplastar a las molestas pulgas hizo que su nombre derivara en pulgar.

El dedo índice debe su nombre al término latino index-icis, por ser el dedo indicador, el revelador, el utilizado para señalar.

El dedo corazón -también conocido como mayor por su longitud- debe su nombre al término latino cordis, ‘corazón’, debido a que los juramentos de los servidores de una casa real se pronunciaban levantando unidos el dedo índice y el dedo central, cruzando el pulgar con el cuarto dedo y apoyando el conjunto sobre el pecho, justo sobre el corazón.

El dedo anular recibe su nombre de la costumbre de portar anillos en los dedos. Cuando solamente se lleva uno se suele hacer en este dedo, que recibe el nombre de anular por el término latino anulus, ‘anillo’.

El dedo meñique es el más pequeño, por eso su nombre proviene del término latino minimus, ‘el más pequeño’.

martes, 19 de julio de 2011

El primer cumpleaños de Neptuno...

El 12 de julio pasado se celebró el primer cumpleaños de Neptuno desde su descubrimiento, que fue el 24 de septiembre de 1846, pero como este lejano planeta tarda 164.79 años terrestres en dar una vuelta alrededor del Sol, es la primera vez que la humanidad presencia un aniversario neptuniano.

El siguiente video es interesante ya que en el que podemos apreciar lo que ha sucedido durante el año neptuniano que ha transcurrido desde que el planeta fuera descubierto en 1846. Durante esta vuelta al Sol de Neptuno han tenido lugar unos cuantos acontecimientos interesantes en la Tierra.


martes, 5 de julio de 2011

Un arsenal químico llamado Chocolate...


¡Nada endulza sonrisas, levanta enfermos, resuelve disputas y reconcilia amores como el chocolate! ¡Bendita droga permitida! Mientras que el alcohol embrutece, y el café desata ansiedades, el chocolate nos torna en seres mejores: joviales, generosos, apacibles, compasivos..., en suma, nos acerca a los ángeles. ¿Cuál es el secreto? ¿Cuál es esa afortunada mezcla de alcaloides, qué soborna a los sentidos, al gusto, al olfato, al tacto, a la vista..., a todos al mismo tiempo, para despertar en la memoria momentos felices y cuentos entrañables? Esto es la magia del chocolate.

El chocolate cautiva los sentidos por su sabor, aroma y textura; sus propiedades se relacionan con el placer y el aprendizaje, entre muchas otras sensaciones, y sus beneficios a la salud son innumerables.

Según una leyenda azteca, el cacao era alimento exclusivo de los dioses, pero Quetzalcóatl regaló unas semillas a los toltecas y les enseñó a preparar chocolate. El pueblo tolteca prosperó en riqueza y sabiduría pero, un día, los dioses se dieron cuenta de que su hermano Quetzalcóatl les había robado esas semillas para dárselas a ellos, y que por eso ahora los toltecas bebían de ese elixir que era privilegio de los dioses. Decidieron vengarse. Un dios se disfrazó y convenció a Quetzalcóatl de que probara una nueva bebida que le quitaría todas sus penas: el pulque (tlachihuitli). Tras una enorme guarapeta (o borrachera), al día siguiente Quetzalcóatl se sintió tan mal por la vergüenza (y por la cruda, me imagino :P), que decidió marcharse del pueblo, llevándose consigo las semillas.


Por fortuna, en el camino unas poquitas de ellas se le cayeron de la mano (al parecer, por la región de Tabasco) y todo el cacao que ahora tenemos desciende de ellas. ¿Qué de esta leyenda es cierto?… ¡El genoma nos lo dirá! (El cual ya se logro secuenciar).

Así, los españoles encontraron a los nativos gozando de cabal salud, en buena medida por su buena alimentación que incluía al chocolate, ese regalo de Quetzalcóatl a su pueblo. Hoy el regalo se encuentra extendido por todo el mundo y pareciera –por los datos de producción y consumo- que en nuestro país hemos menospreciado tan suculento regalo.

Por otra parte, el consumo frecuente del chocolate tiene relación sólo con el bienestar que produce y no con una conducta adictiva. Parece perfecto, pero algún defecto había de tener el chocolate, si!! tiene que ver con las calorías que contiene :P.

Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo el chocolate dejó de ser un dulce más, para convertirse en una “superfruta”, un alimento que por sus cualidades y características podría compararse con uno de esos “productos milagro” que promueve la mercadotecnia, que supuestamente alivian todo mal. Sólo que en el caso del chocolate, como mencionaba sus virtudes se han venido comprobando desde hace siglos.


Por otro lado, la mirada que la ciencia hace en los alimentos en el siglo XXI, pasa a través de los ojos de la química. Ésta reconoce el importante papel que juegan muchos de los nutrimentos de la dieta en la prevención de enfermedades. No en balde se ha acuñado el término “nutracéuticos” para denominarlos. Pero la mirada es profunda y llega a identificar compuestos que, además de nutrirnos y aliviarnos, afectan nuestro ánimo y humor, nuestra vigilia y nuestro placer.

Y es gracias a la química que hoy en día revalorizamos los productos que consumimos, particularmente los autóctonos, al establecer una clara relación entre los compuestos químicos de la dieta y la salud. Así, hoy es casi del conocimiento general que ciertos componentes del chocolate tienen efectos benéficos que protegen al corazón: dilata las arterias musculares y evita la disfunción endotelial; modifica las propiedades de las membranas celulares y las funciones de sus receptores; impacta el ambiente óxido-reductor, e influye en la expresión de los genes y la actividad de las proteínas.

Al mismo tiempo que se descubre esta relación de causa-efecto, se reconoce también que en el chocolate, como en otros productos naturales, el arsenal de compuestos químicos, como un todo, es mucho más poderoso que la suma de sus partes.

Otro de los grandes avances científicos de nuestra era, consiste en haber descubierto el papel que juegan determinadas moléculas en el dolor, la depresión, el bienestar, el apetito o la memoria. Por lo general, estas moléculas actúan sobre regiones de la superficie de la célula (receptores), de manera análoga a como una llave actúa sobre una cerradura, abriendo así las puertas de nuestra percepción a experiencias específicas generadas por cada molécula: son las moléculas de las emociones.

“Lípidos de almacenamiento, flavonoides, proantocianinas, teobromina, terpenos aromáticos”… La sola mención de estos nombres nos debería hacer salivar. Son las moléculas que le dan al chocolate sus cualidades incomparables.


Ciertas drogas, como la morfina, tienen un efecto en el sistema nervioso central, por el hecho de ser reconocidas por estas cerraduras en la superficie de las células, generando, al interaccionar, un potentísimo efecto analgésico. Al receptor con el que actúa la morfina se le conoce como receptor “opioide”.

Cuando se descubrió que ésta y otras drogas actuaban mediante el reconocimiento por los receptores, inmediatamente surgió la interrogante e hipótesis: ¿habrá entonces una sustancia natural que tenga tal efecto? Fue así como se descubrieron las encefalinas y las endorfinas, que producen en nuestro cuerpo un efecto mucho más suave (y natural) que el de la morfina. De hecho, la morfina es más potente, pues el cuerpo la absorbe y la elimina muy lentamente. Con el tiempo, se encontraron otros “falsos activadores” como la codeína y el demerol.

En 1988 se descubrieron los receptores del THC (tetrahidrocanabinol), el componente activo de la mariguana. Como es lógico, nuestro cuerpo no produce los THC de la mariguana, aunque sí existe una cerradura (un receptor) para ellos: pero si no fumamos, ¿quién y cuándo lo activa? La molécula activadora fue descubierta por el Israelí Raphael Mechoulam, en 1992: la araquidonil etanolamida, que más tarde se denominaría anandamida, del sánscrito Ananda: belleza interior.

La anandamida puede filtrarse a través de la membrana que aísla al cerebro de la corriente sanguínea, interaccionando con nuestro sistema nervioso. Su forma en el espacio se parece mucho a la del THC. Pero a diferencia del THC, la anandamida es frágil y se degrada fácilmente en el cuerpo. Se sintetiza en áreas del cerebro, importantes para la memoria, el razonamiento complejo y el movimiento. Las conexiones y la comunicación entre nuestras células nerviosas, están asociadas también con el aprendizaje y la memoria. Las células nerviosas hacen nuevas conexiones y rompen otras. Así, la anandamida juega un papel clave en crear y destruir conexiones neuronales y puede inducir el olvido.

También podemos usarla como un sedante. Animales tratados con anandamida caminan menos y se echan más, baja su temperatura y su ritmo respiratorio… ¡entran en paz!

Pues bien, hay tres compuestos en el chocolate que se parecen mucho a la anandamida, reportados por Daniele Piomelli y sus colaboradores del Instituto de Neurociencias de San Diego. También encontraron N-acil etanolaminas que bloquean el rompimiento y la degradación de la anandamida, por lo que su efecto es duradero.

Piomelli especula que parte del placer que ocasiona el chocolate viene de la anandamida y las N-acil-etanolaminas que la conservan. Claro que comer un chocolate es una experiencia mucho más ligera que fumar mariguana. Fuera del cerebro, la anandamida es más abundante y sirve como mensajero entre el embrión y el útero, durante la implantación del embrión. De esta manera, la anandamida es el medio que sirve para las primeras comunicaciones entre madre e hijo.

Como quiera que sea, ofrecer chocolates es una de las muestras más expandidas de afecto, probablemente ligadas al efecto de estos compuestos sobre los receptores de nuestra felicidad.


Así que toma conciencia de la danza de todos estos compuestos en nuestras células, cada vez que degustas un chocolate. Disfruta de los cambios de fase del chocolate en tu boca; nota cómo los glóbulos de grasa recubren tus papilas gustativas y percibe el aroma de los volátiles que llegan hasta tu nariz; vive la captura de los radicales libres que por un tiempo dejarán en paz a tus moléculas más sensibles, al tiempo que tus arterias se dilatan; experimenta un ligero incremento en tu ritmo cardiaco y en tu estado de alerta, y siente cómo recuperas esa sensación amorosa por la vida, por lo que te rodea y, sobre todo, por quien puso el chocolate en tus manos ;D.

Sin duda una deliciosa manera de celebrar este 2011 como Año Internacional de la Química.

Finalizo citando a Napoleón III "El cacao no es una mercancía de lujo, ni tampoco una golosina. Sus propiedades higiénicas y nutritivas son indiscutibles, y dada la forma en la que su aroma y sabor agradan a nuestro olfato y paladar, forma parte de los alimentos de gran consumo que yo declaro libres de impuesto fiscal. Ya que esto es fisica y moralmente saludable." (1860)


Fuente: UNAM, Nature, NatGeo, Wikipedia, Nature Genomics.

¿Las huellas dactilares son diferentes de persona a persona? ¿cómo se sabe?


Nadie se ha dedicado a examinar las huellas dactilares de todos los seres humanos del planeta, así que ¿cómo sabemos que no hay dos huellas dactilares iguales?

En 1823, John Evangelist Purkinje, un catedrático de anatomía de la Universidad de Breslau, publicó una tesis en la que se mencionaba que había 9 tipos de formas de huellas dactilares, pero no hizo ninguna mención de que pudieran usarse para identificar individuos. Fue Sir William Hershel, en 1856, quien empezó a usar las huellas digitales para validar contratos. Su idea era la de que los comerciantes nativos pusieran la huella de su mano derecha detrás del papel del contrato, para evitar que alegaran que la firma no era suya.

Sin embargo, la primera persona que estudió las huellas dactilares como algo distintivo de cada individuo fue el antropólogo inglés Francis Galton, que en 1892 publicó sus conclusiones en el libro Huellas Dactilares (un título no muy original, por cierto :P). En este libro propuso 40 rasgos característicos para la clasificación de huellas dactilares.

Para ello, determinó la parte de área de huella que permitiera poder identificar correctamente su patrón en el 50% de los casos. Combinando esto con el número de áreas que comprendían una huella típica, Galton calculó que las huellas eran suficientemente diferentes entre sí como para que las hiciera coincidir por casualidad la probabilidad de 1 entre 64 billones.

Esa cifra supera a la población mundial con creces, así que Galton concluyó que las huellas dactilares son únicas. Si bien el experimento de Galton para certificar esto fue de veras muy falible (sólo usó 100 huellas) se dio como un hecho infalible.

El problema es que se acepta que no hay huellas dactilares idénticas pero no se ha probado fehacientemente. Pero los modelos por ordenador de los procesos bioquímicos relativos a la formación dactilar generados por el profesor James Murray y su equipo de la Universidad de Washington muestran que incluso la más pequeña diferencia de los parámetros iniciales puede alterar profundamente el resultado final.
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Las huellas digitales se producen cuando nuestra piel se está formando en el vientre de nuestra madre. Entonces es cuando está siendo continuamente sometida a las presiones intrauterinas, al líquido amniótico, a los movimientos y la posición del feto en el útero, a la nutrición, la presión sanguínea, etc. Como si la piel fuera cemento fresco que se moldea según las influencias externas que reciba.

Dado que siempre existirá el elemento aleatorio característico de los procesos vitales, ello sugiere que no habrá dos personas con las mismas huellas dactilares.

A partir de entonces, el dibujo resultante será inalterable, siempre el mismo y para siempre, hasta que fallezcamos (o incluso más allá, porque se han encontrado momias humanas que aún conservan las huellas). No importa que tengamos un hermano gemelo malvado, que tenga nuestra cara, nuestros ojos, nuestra forma de caminar o nuestra voz. Sus huellas dactilares no se parecerán a las nuestras.

La primera identificación policial por huellas dactilares se la debemos al policía argentino Juan Vucetich. El sistema de Vucetich identificaba 101 rasgos principales en el dibujo de una huella dactilar, los cuales podían dividirse en 4 grupos basados en 4 rasgos principales: arcos, presillas internas, presillas externas y verticilos.

Con todo, el sistema de huellas dactilares también tiene sus críticos, pues se considera que la metodología no se ha validado lo suficiente.

Ondas vs Partículas...


La ciencia esta llena de discusiones. Y son buenas. Ayudan a desterrar ideas incorrectas y seguir avanzando. En el siglo XX, la pelea estuvo entre la relatividad y la teoría cuántica, con la gravedad como invitada. Pero la discusión más famosa, una pelea feroz que se extendió a lo largo de muchos siglos, tuvo a la luz como protagonista. Determinar si la luz era una onda o una partícula fue el centro de polémicas, experimentos y numerosos cambios en el consenso científico.

En el principio estaba Aristóteles, él creía que la luz era una serie de ondas desplazándose en el "aire". No el aire normal sino uno de los elementos básicos en sus teorías alquímicas. Su teoría fue revolucionaria y chocaba frontalmente con las ideas de Euclides. Este importantísimo matemático creía, siguiendo la filosofía platónica, que los ojos emitían algún tipo de rayos para permitirnos ver un objeto. Una especie de linterna incorporada que nos proporcionaba una visión "estilo Superman".

El siguiente cambio se produjo a finales del siglo XVII. Los argumentos de Aristóteles adoptaron una forma mas moderna cuando Christiaan Huygens desarrolló su teoría ondulatoria de la luz. Sin embargo, había un serio problema porque su teoría no explicaba correctamente algunos fenómenos como la reflexión de la luz en un espejo. De forma casi simultanea, Isaac Newton propuso que, en realidad, la luz estaba formada por partículas. Mediante su teoría pudo explicar fenómenos como la reflexión o el arco iris que se genera cuando un rayo de luz pasa por un prisma o una gota de agua. El enorme prestigio de Newton reforzó mucho la teoría de la luz como partícula, aunque tampoco estaba exenta de problemas.

Un nuevo experimento, 100 años después, volvió a cambiar el planteamiento. En 1801, Thomas Young hizo pasar un rayo de luz a través de una doble rendija y observó como se producía una interferencia entre dos ondas. Este experimento solo podía explicarse si la luz era, en realidad, una onda. Y la teoría electromagnética de Maxwell explicó la luz como una radiación electromagnética, caracterizando esta onda y la energía que transportaba ¿Problema resuelto? Mas bien no.

Los paneles solares funcionan mediante en efecto fotoeléctrico, es decir la emisión de electrones por un material al ser iluminado. Este efecto fue estudiado por Albert Einstein que gano su único premio Nobel al explicarlo correctamente en 1905. Pero su explicación exigía que la luz estuviese formada por diminutas partículas que llamo fotones.

¿Ya te perdiste entre tanto cambio? A los físicos les pasaba lo mismo. Tuvo que llegar Louis-Victor de Broglie con una solución original. Toda la materia, no solo la luz, debía considerarse como una unión de onda y partícula. Según cual sea el experimento somos capaces de verla de una forma u otra. Cuando logró explicar tanto el comportamiento de la luz como el del electrón con dicha teoría se hizo merecedor de otro premio Nobel.
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Un mismo objeto puede percibirse de dos formas aunque, en realidad sea una mezcla de ambas.

Como podemos ver, apostar por una sola era muy mala idea porque siempre llegaba alguien con un experimento que no podías explicar. Afortunadamente, lo mejor de la ciencia es que cambia si se demuestra que esta equivocada.

El libro sin título...

Este libro, que fue inicialmente titulado como “El libro sin Título” habla sobre uno de los tabúes más antiguos: El de la masturbación, y tiene como objetivo convencer al lector de lo pernicioso de este acto. Fechado en 1830 y se distingue por lo curioso de las imágenes coloreadas a mano que son representaciones del deterioro progresivo físico y moral del joven que efectúa pernicioso acto. Un cuento moral de advertencia.

Alguna vez, hace un par de años, vi las ilustraciones (que me provocaron cierta risa), lo vuelvo a encontrar y se los comparto...
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Joven y sano, la esperanza de su familia...

Comienza a corromperse. Carga con la culpa de sus actos y su espalda se joroba...

Sufre terribles dolores estomacales...

Sus ojos, antes puros y brillantes, se vuelven opacos como si una niebla los cubriera...

No puede caminar más. Debe usar muletas...

Tiene terribles pesadillas y le cuesta trabajo dormir...

Sus dientes se pudren y caen...

Su pecho arde, escupe sangre...

Pierde el pelo como si fuese una persona vieja...

Tiene hambre, pero su estómago es incapaz de retener la comida...

Vomita sangre...

Su cuerpo se llena de pústulas y ofrece un espectáculo horrible...

Una lenta fiebre lo consume y lo devora...

Su cuerpo se pone rígido y sus miembros se paralizan...

Delirante, lucha contra la muerte que poco a poco va ganando terreno...

A los 17 años, muere entre indescriptibles tormentos...


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