lunes, 21 de marzo de 2011

Qué pasa en nuestro cerebro cuando conducimos un coche??...


Conducir probablemente sea la actividad cotidiana más compleja que lleva a cabo un ser humano, porque es una competencia formada por, al menos, 1500 subcompetencias, según estimó A. J. McKinght y B. Adams en Driver Education Task Analysis.

Un estudio de un tramo de carretera en Maryland (EEUU) reveló que aparecía determinada información cada 0.6 metros, lo que a 48 km por hora significa estar expuesto a 1320 ítems de información, o aproximadamente a 440 palabras por minuto, señalaba el estudio.
El equivalente sería leer tres o cuatro párrafos de este artículo mientras se contempla a la vez un puñado de imágenes, por no hablar de lo que señala el divulgador Tom Vanderbilt:

En cualquier momento dado estamos orientándonos por el terreno, inspeccionando nuestro entorno en busca de peligros e información, manteniendo nuestra posición en la calzada, juzgando la velocidad, tomando decisiones (una veintena por cada 1.6 km, reveló un estudio), evaluando riesgos, ajustando instrumentos, adelantándonos a las acciones futuras de los demás… y eso mientras quizá saboreamos un café con leche, pensamos en el episodio de anoche de nuestra serie favorita, calmamos a un bebé o comprobamos el buzón de voz.

El simple encuentro con un semáforo en amarillo pone en funcionamiento una compleja cadena de pensamientos que fundiría los plomos de cualquier ordenador. ¿Cuánto tiempo le queda al semáforo? ¿Me dará tiempo? ¿Cuánto tengo que acelerar para conseguirlo? ¿Vale la pena? ¿Infringiré alguna norma? ¿Si decido frenar de golpe, me dará el coche que tengo detrás? ¿Si apuro demasiado, el coche del otro semáforo tiene aspecto de que acelerará antes de tiempo, produciendo una colisión? ¿Está mojada la calzada? ¿Quedaré atrapado en un cruce, bloqueando la cruadrícula? Y un largo etcétera.

Los ingenieros llaman “zona de dilema” al instante en que estamos demasiado cerca del semáforo en amarillo, como para detenernos y, aun así, demasiado lejos para superarlo sin que nos lo saltemos en rojo. A juzgar por las tasas de accidentes, el dilema es de órdago.

Los ingenieros pueden hacer que el amarillo dure más, pero eso reduce la capacidad del cruce…, y en cuanto corra la voz del generoso cronómetro del semáforo, quizá no sirva sino para animar a más conductores a acelerar y probar suerte.

Conducir, pues, no sólo implica cuestiones técnicas sino también psicológicas y sociales.

Conducir es tan intrincado como relacionarse con otras personas. Y para lograr eso, cualquier computador se queda corto todavía.

2 comentarios:

=D dijo...

hahaha por eso me abstengo de manejar.. muy complicado

=D!!! dijo...

hahaha... alguna vez alguien me dijo que sería mi maestro de manejo mmm y de muchas cosas más .. y que crees!!?? hasta la fecha no lo ha sido mmm de manejo haha ;D...