miércoles, 9 de junio de 2010

¿Por qué nos vestimos de luto?

Cuando se produce una defunción es costumbre mostrar el dolor y la pena mediante el luto. Vistiendo de negro y evitando la participación en diversas actividades como celebraciones. La extensión y duración del mismo varía de un lugar a otro y depende de otros factores como el grado de parentesco, la costumbre local o la época.

Al respecto comentar que esta antiquísima costumbre o tradición, muy extendida en toda la cultura occidental, se está perdiendo en las ciudades y por parte de la gente más joven de nosotros, pero aún así es fácil recordar a una abuela vistiendo el luto.

El origen del luto lo encontramos en el ancestral miedo a los muertos. Como gran misterio de la vida que es, la Muerte siempre ha inquietado a la Humanidad. El no saber con certeza qué es lo que hay más allá, ha llevado a la formulación de creencias y religiones que siempre han mostrado un respeto a los muertos, conocedores del gran enigma.

Pero no tan solo respeto, también miedo. Miedo a lo que puede hacer el alma de un muerto, su espíritu, una vez abandona el cuerpo mortal expelida por el postrer suspiro. Miedo a que dicho espíritu sea reacio a abandonar el mundo e intente poseer otro cuerpo. Miedo a que el cuerpo que decida poseer sea el nuestro.

Para impedir que ocurra algo semejante nada mejor que ocultarse a ellos vistiendo ropas negras como la noche. Mudando de tal forma el atuendo que desoriente al muerto y haga irreconocible al vivo. No dejándole más alternativa que abandonar el mundo de los vivos.

DATOS CURIOSOS

1. En la India el color de luto es el blanco, en contraposición con la tez morena de sus habitantes. También algunas tribus primitivas de África y Oceanía, blanqueaban sus oscuras pieles con cenizas o tinturas blancas con el mismo fin: el de ocultarse a las almas perdidas. En Nueva Guinea se expresa el luto cubriéndose de barro.

2. El color negro es el color del luto en España desde la Alta Edad Media, pues hasta el siglo XI el color del luto fue el blanco.

3. Tras el luto solía venir el periodo de alivio, en el que se vestían colores como el morado, violeta o gris y se relajaba la rigidez en el comportamiento social. Como si fuera una especie de liberación, se solían cometer entonces desmanes y excesos, hasta tal punto que la expresión de alivio, ha pasado a significar ponderación o exageración. Así decimos se corrió una juerga de alivio, agarró un catarro de alivio y otras similares.

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