Pero no tan solo respeto, también miedo. Miedo a lo que puede hacer el alma de un muerto, su espíritu, una vez abandona el cuerpo mortal expelida por el postrer suspiro. Miedo a que dicho espíritu sea reacio a abandonar el mundo e intente poseer otro cuerpo. Miedo a que el cuerpo que decida poseer sea el nuestro.
Para impedir que ocurra algo semejante nada mejor que ocultarse a ellos vistiendo ropas negras como la noche. Mudando de tal forma el atuendo que desoriente al muerto y haga irreconocible al vivo. No dejándole más alternativa que abandonar el mundo de los vivos.
DATOS CURIOSOS
1. En la India el color de luto es el blanco, en contraposición con la tez morena de sus habitantes. También algunas tribus primitivas de África y Oceanía, blanqueaban sus oscuras pieles con cenizas o tinturas blancas con el mismo fin: el de ocultarse a las almas perdidas. En Nueva Guinea se expresa el luto cubriéndose de barro.
2. El color negro es el color del luto en España desde la Alta Edad Media, pues hasta el siglo XI el color del luto fue el blanco.
3. Tras el luto solía venir el periodo de alivio, en el que se vestían colores como el morado, violeta o gris y se relajaba la rigidez en el comportamiento social. Como si fuera una especie de liberación, se solían cometer entonces desmanes y excesos, hasta tal punto que la expresión de alivio, ha pasado a significar ponderación o exageración. Así decimos se corrió una juerga de alivio, agarró un catarro de alivio y otras similares.
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